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miércoles, 3 de julio de 2013

VOY A TENER SUERTE (Saiz de Marco)



El bombo gira dieciocho veces. Tras la última vuelta, 2.182 bolas caen por el centro, 2.555 por la derecha y 2.263 por la izquierda. De ellas, hay veinticuatro que se dirigen hacia el orificio de extracción. Parece que la bola con el número 2.114 va a meterse en el agujero pero es empujada por la 3.531, que caía por la derecha. Al quedar libre un pequeño hueco se sitúa ahí la bola 6.429, que cae verticalmente. Va a entrar en el agujero pero tropieza con una arista, una imperceptible irregularidad que hay en el bombo. Este ínfimo movimiento es suficiente para empujar a la bola 318, que no entra porque otra (la 5.470) cae y le cierra el paso. Al chocar ambas queda un espacio por el que se cuela la bola 1.727, que venía por la izquierda y se introduce finalmente.

Un empleado de Loterías coge la bola, que acaba de caer en un pequeño vaso colocado bajo la abertura del bombo, y dice:

-El número agraciado en el sorteo de esta noche es el 1.727.

Seguidamente muestra la bola a una cámara de televisión.

Por último, un notario certifica la corrección y aleatoriedad del proceso.

                                       …….................


En otro lugar, alguien celebra el resultado del sorteo. Es la persona que diseñó el bombo, la que cuidadosamente dispuso la colocación inicial de las bolas, la que lo programó para dar justo dieciocho vueltas a una determinada velocidad. Es la persona que suprimió cualquier cambio de temperatura o corriente de aire que pudieran alterar la cadena de causas y efectos. Es quien, tras asegurarse de que en esas condiciones la bola que saldría iba a ser la 1.727, se cuidó de comprar precisamente ese boleto.

Y mientras festeja el premio conseguido, exclama:

-A mí me van a decir que el azar existe.

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