-Ojalá no te hubiera conocido nunca. No sé por qué tuve que coincidir contigo en aquella fiesta.
Y el otro:
-Lo mismo digo. Ojalá no te hubieras cruzado en mi vida. Seguro que ahora estaría mucho mejor.
Ante lo cual, y con toda razón, los hijos protestan:
-Eh, un momento. Si se trata de rehacer vuestro pasado (y por tanto de des-nacernos), nosotros también queremos opinar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario