Tu cuarto es agradable: la cuna, los juguetes, el columpio, la caja de música que te ayuda a dormir, las cortinas que cosió mamá… Y también nuestro hogar es acogedor.
Pero fuera de estas paredes no hemos podido darte algo parecido.
Mira, hijo mío, el mundo que entre todos hemos preparado para ti.
Ojalá que, cuando tú tengas un hijo, no tengas que decirle esto (aunque por vergüenza no lo digo; sólo lo pienso). Ojalá tú sí puedas decir, en voz alta, a tu hijo “Te ofrezco un mundo cálido, agradable también de puertas para fuera”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario